31 Jul 2025
Noticias sobre Inversión
En el competitivo y cambiante mundo del desarrollo inmobiliario y turístico, pocos fenómenos han sido tan sostenidos y estratégicos como el crecimiento de la inversión colombiana en República Dominicana. Lejos de ser una tendencia pasajera o meramente circunstancial, este flujo de capital e interés responde a dinámicas económicas, geopolíticas y culturales que hoy posicionan al inversionista colombiano como un actor clave en el futuro del turismo inmobiliario dominicano.
En una región en la que competir por la atracción de inversión extranjera se ha vuelto una carrera estratégica entre países, República Dominicana ha logrado destacarse no solo por su belleza natural y estabilidad macroeconómica, sino por la creación de un entorno favorable para la inversión. Y es allí donde Colombia entra con fuerza.
Colombia: Un mercado con apetito inmobiliario internacional
Colombia ha mostrado, en la última década, un notable crecimiento económico sostenido, con una expansión de su clase media y alta. A pesar de los retos internos, los sectores empresariales y profesionales han sabido construir patrimonios sólidos, muchos de los cuales hoy buscan alternativas de inversión fuera del país.
El mercado inmobiliario colombiano, aunque dinámico, se ha visto afectado por factores internos como la inflación en materiales, mayores tasas de interés locales y una oferta limitada en destinos turísticos con infraestructura madura. En este contexto, República Dominicana aparece como una alternativa natural: un país cercano, con condiciones estables, moneda dolarizada para transacciones inmobiliarias y una industria turística con más de 10 millones de visitantes en 2023, según cifras oficiales del MITUR.
La inversión inmobiliaria como extensión del estilo de vida
A diferencia de otros inversionistas internacionales que buscan exclusivamente retorno financiero, el perfil del colombiano que invierte en República Dominicana responde también a un componente emocional y aspiracional. Muchos de ellos no buscan solo una propiedad para renta corta o valorización, sino un espacio donde pasar parte del año, retirarse en el futuro, o vacacionar con su familia en un entorno seguro, moderno y caribeño.
En nuestras interacciones como desarrolladores, vemos constantemente cómo familias colombianas se interesan en proyectos con amenities tipo resort, ubicaciones frente al mar, cercanía a campos de golf o marinas, y sobre todo, con esquemas de gestión profesional para renta turística.
Proyectos en Cap Cana, Punta Cana, Macao, Las Terrenas, e incluso zonas urbanas de Santo Domingo, han sido receptores de este nuevo perfil de comprador, que demanda calidad, claridad legal, y acompañamiento durante todo el proceso. Muchos han sido sorprendidos positivamente por el profesionalismo del sector inmobiliario dominicano, y eso ha abierto las puertas a un efecto multiplicador: donde invierte uno, invierten otros referidos.
Cifras que hablan por sí solas
Aunque aún faltan estadísticas oficiales desagregadas exclusivamente por nacionalidad del comprador inmobiliario, datos del Banco Central y del CEI-RD muestran que Colombia se ha posicionado en el Top 5 de países emisores de inversión extranjera directa no minera en República Dominicana en 2023. Un porcentaje importante de esa inversión está canalizado hacia sectores como turismo, bienes raíces, servicios y construcción.
Asimismo, compañías aéreas como Avianca, Wingo, Arajet y Sky High han fortalecido la conectividad entre ambos países, con vuelos directos a Punta Cana, Santo Domingo y Santiago, lo que ha incrementado la facilidad de acceso a proyectos inmobiliarios en diferentes polos de desarrollo.
Nuevos polos de atracción
Es importante resaltar que el inversionista colombiano no se limita únicamente a los destinos tradicionales. Zonas como Santo Domingo Este, Santo Domingo Norte, Pantoja, y áreas cercanas a proyectos de infraestructura en desarrollo —como el Aeropuerto Internacional de Bávaro, la Autopista del Coral o el puerto de cruceros en Pedernales— también están siendo exploradas con atención. Allí, el atractivo radica en la plusvalía proyectada y en el bajo costo de entrada respecto a mercados saturados como Bogotá o Medellín.
Esto obliga a promotores, agentes y entidades fiduciarias a tener una visión estratégica de largo plazo, donde los productos inmobiliarios no solo se vendan, sino que se construya valor con propuestas que respondan a las nuevas expectativas internacionales.
¿Estamos listos para escalar esta oportunidad?
Para que República Dominicana consolide su posición como destino predilecto de inversión inmobiliaria colombiana en el Caribe, debemos avanzar en tres líneas claras:
1. Facilidad de trámites y transparencia legal: Simplificar y estandarizar procesos de compra para extranjeros, garantizar seguridad jurídica, y fortalecer los esquemas fiduciarios y de administración de propiedades.
2. Promoción activa en ferias y medios colombianos: Participar en ferias como ExpoVivienda o Colombia Real Estate Week, y desarrollar campañas dirigidas específicamente al perfil del comprador colombiano que busca inversión fuera del país.
3. Productos inmobiliarios adaptados a sus expectativas: Incluir modelos de propiedad fraccional, renta gestionada, alianzas con bancos para financiamiento internacional, y canales de atención personalizados, en su idioma y con conocimiento de sus preferencias.
Reflexión final
La inversión colombiana en el turismo inmobiliario de República Dominicana es mucho más que una transacción económica. Representa una relación bilateral que fortalece nuestras economías, dinamiza el sector construcción, genera empleos, y posiciona a nuestro país como un destino confiable y competitivo a nivel regional.
Entender este comportamiento, y más aún, anticiparlo y canalizarlo de forma estratégica, es una responsabilidad compartida entre desarrolladores, gobierno y sector financiero. Solo así lograremos consolidar una relación que ya no es tendencia: es una realidad que transforma.